martes, 31 de marzo de 2009

Échame en los ojos un puñao de arena


Como decía la copla. A Ojos Rosas se lo han echao. Por amor también. A la vida. A la luz. A la belleza. Y pagando, claro, porque nuestra sanidad está mejor que para el ciudadano medio de cualquiera de los estados correspondiente a cada una de las estrellas de la bandera más conocida de la historia, pero no tanto. Qué sentirá uno cuando puede ver sin filtros después de treinta y seis años?

Ya sólo nos pondremos lentes para ser los más chulos del lugar, Ojos Rosas. Unas Wayfarer, por favor. Sí, señor. Como ella, que sí que es (era) la más grande.



*Desconozco el autor.

Dios, cómo me gusta esta foto...

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