Iván Carabaño fue. Él me dijo: Gonzalo Escarpa. Y yo abrí mucho las orejas, como siempre que él me hablaba. Pero también dijo: poeta bienparecido. Y entonces doblé en mucho pliegos aquella notita y la guardé en ese bolsillo en el que nunca se guarda nada. Pero resultó que anunciaron que venía aquí, aquí mismo. Y pensé que igual no era para tanto. Me eché la mano al bolsillo. Y vi que, en ese bolsillo, a veces sí se guarda algo. Y después de deshacer muchos pliegos, vi que sí que lo era. Y para tanto.
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