miércoles, 16 de diciembre de 2009

Dieciséis


Con viento del este hiciste una cama, 
soplaste sobre ella para templarla 
y con el murmullo de tu voz de agua 
me cantabas nanas sin letra. 

Y dormíamos tan juntos que amanecíamos siameses, 
y medíamos el tiempo en latidos. 
Y en tus dedos yo tocaba mis canciones, 
dedos de teclas de celesta. 

Y tu pulso tamborileaba en mis sienes y muñecas 
como diminutas patas de ciempiés, 
y nos repartíamos los labios y los dientes y el hipo 
y del alfabeto las impares. 

Y en tus dedos yo tocaba mis canciones, 
dedos de teclas de celesta. 

Y en tus dedos yo tocaba mis canciones, 
dedos de teclas de celesta.

Diecinueve (dieciséis para nosotros) del gran Iván Ferreiro

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